El senador se diferenció de Alfonsín y golpeó al Gobierno. Dijo que Cristina no tiene "autoridad moral" para hablar de seguridad. También resalto que "Voy a llevar adelante una enorme reforma educativa.
Ernesto Sanz puso énfasis en la necesidad de liderar un proyecto alternativo.
Mirando al electorado independiente y con fuertes críticas al Gobierno nacional, el senador mendocino Ernesto Sanz se lanzó ayer como precandidato presidencial por la UCR. "Hay que desbordar las fronteras partidarias. Por eso no pido el voto para la UCR sino para liderar un proyecto alternativo de país. Sin el radicalismo no arrancamos, pero con el radicalismo solamente no llegamos", aseguró Sanz desde el Teatro Gran Rex, a metros del Obelisco.
Sanz inició su alocución, que duró una hora, presentándose en sociedad ya que dijo ser consciente de que corre con desventaja respecto a su competidor, Ricardo Alfonsín, en la interna del radicalismo fijada para el 30 de abril. "Buenas tardes, soy Ernesto Sanz y quiero ser presidente de la Nación", señaló con picardía.
Y cuando buscó explicar qué lo diferencia de su rival interno, el senador dijo dos cosas. "Sólo me llamo Sanz", en alusión al histórico apellido de su competidor, y agregó: "Yo no pido el voto de la nostalgia, pido el voto de la esperanza".
Abajo lo aplaudían algunas figuras del partido, como la legendaria dirigente feminista Florentina Gómez Miranda, el ex ministro Federico Storani -que saltó de las filas del tercer precandidato radical, Julio Cobos, hacia las de Sanz- y los diputados Silvana Giúdice, Rubén Lanceta y Horacio Gutiérrez.
Sanz se reservó el rol de único orador y desgranó los principales problemas de los argentinos, como la inseguridad y la inflación.
"La Presidenta no tiene autoridad moral para hablarnos de seguridad porque su campaña electoral (la de 2007) fue financiada por el delito y por recursos provenientes del lavado del dinero", lanzó haciendo alusión a las causas judiciales de los remedios truchos y el tráfico de efedrina en las cuales Héctor Capaccioli -ex funcionario del Ministerio de Salud y recaudador en aquella campaña- está implicado.
"Voy a perseguir a los jefes del crimen organizado hasta ponerlos tras las rejas. Esto no es una amenaza, es un compromiso", prometió después.
Luego, Sanz aseguró que terminará con los cortes de las vías de circulación que hacen los sindicatos, que impiden viajar a millones de argentinos. "Me importan más los derechos de los trabajadores que el poder de las cúpulas sindicales", lanzó mostrando fortaleza.
Tras decir esto, el precandidato radical buscó "romper el mito" de que sólo los gobiernos justicialistas terminan el mandato. "Si gano las elecciones, habrá un hombre en la Casa Rosada que no se dejará abrumar por los fantasmas del pasado", aseguró.
También Sanz habló de la inflación. "El Gobierno conoce el problema pero hace de cuenta que no existe", sostuvo y prometió que en su primer año de gobierno revertirá la tendencia para que la curva inflacionaria comience a descender.
Sanz también habló del mal momento de la educación argentina y sostuvo que se han invertido como nunca recursos para el área, pero se los ha invertido erradamente. "Yo voy a llevar adelante una enorme reforma educativa; ellos -por el kirchnerismo- no lo han hecho ni lo harán".
Sanz inició su alocución, que duró una hora, presentándose en sociedad ya que dijo ser consciente de que corre con desventaja respecto a su competidor, Ricardo Alfonsín, en la interna del radicalismo fijada para el 30 de abril. "Buenas tardes, soy Ernesto Sanz y quiero ser presidente de la Nación", señaló con picardía.
Y cuando buscó explicar qué lo diferencia de su rival interno, el senador dijo dos cosas. "Sólo me llamo Sanz", en alusión al histórico apellido de su competidor, y agregó: "Yo no pido el voto de la nostalgia, pido el voto de la esperanza".
Abajo lo aplaudían algunas figuras del partido, como la legendaria dirigente feminista Florentina Gómez Miranda, el ex ministro Federico Storani -que saltó de las filas del tercer precandidato radical, Julio Cobos, hacia las de Sanz- y los diputados Silvana Giúdice, Rubén Lanceta y Horacio Gutiérrez.
Sanz se reservó el rol de único orador y desgranó los principales problemas de los argentinos, como la inseguridad y la inflación.
"La Presidenta no tiene autoridad moral para hablarnos de seguridad porque su campaña electoral (la de 2007) fue financiada por el delito y por recursos provenientes del lavado del dinero", lanzó haciendo alusión a las causas judiciales de los remedios truchos y el tráfico de efedrina en las cuales Héctor Capaccioli -ex funcionario del Ministerio de Salud y recaudador en aquella campaña- está implicado.
"Voy a perseguir a los jefes del crimen organizado hasta ponerlos tras las rejas. Esto no es una amenaza, es un compromiso", prometió después.
Luego, Sanz aseguró que terminará con los cortes de las vías de circulación que hacen los sindicatos, que impiden viajar a millones de argentinos. "Me importan más los derechos de los trabajadores que el poder de las cúpulas sindicales", lanzó mostrando fortaleza.
Tras decir esto, el precandidato radical buscó "romper el mito" de que sólo los gobiernos justicialistas terminan el mandato. "Si gano las elecciones, habrá un hombre en la Casa Rosada que no se dejará abrumar por los fantasmas del pasado", aseguró.
También Sanz habló de la inflación. "El Gobierno conoce el problema pero hace de cuenta que no existe", sostuvo y prometió que en su primer año de gobierno revertirá la tendencia para que la curva inflacionaria comience a descender.
Sanz también habló del mal momento de la educación argentina y sostuvo que se han invertido como nunca recursos para el área, pero se los ha invertido erradamente. "Yo voy a llevar adelante una enorme reforma educativa; ellos -por el kirchnerismo- no lo han hecho ni lo harán".
Fuente: Los Andes
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