A 25 años del Juicio a las Juntas Militares.
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El Juicio a las Juntas el proceso judicial realizado por la justicia civil en la Argentina en 1985, por orden del presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) contra las tres primeras juntas militares de la dictadura llamada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) debido a las graves y masivas violaciones de derechos humanos cometidas en ese período.
La sentencia condenó a algunos integrantes de las tres primeras juntas militares a severas penas por delitos de lesa humanidad, incluyendo la prisión perpetua a los principales reponsables. Estos fueron indultados en 1990 por el presidente Carlos Menem. A partir de 2006 la justicia comenzó a declarar inconstitucional los indultos decretados.El 4 de octubre de 1984 la Cámara Federal tomó la decisión de desplazar al tribunal militar que estaba enjuiciando a las juntas para hacerse cargo directamente del mismo, como autorizaba la ley. Los fiscales fueron Julio César Strassera asistido por Luis Gabriel Moreno Ocampo. El juicio se realizó entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985.
El 9 de diciembre de 1985 se dictó la sentencia condenando a Jorge Rafael Videla y Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión. Por las características que tuvo, la condena a las juntas militares realizada por un gobierno democrático constituye un hecho sin precedentes en el mundo, que contrastó fuertemente con las transiciones negociadas que tuvieron lugar en aquellos años en Uruguay, Chile, Brasil, España, Portugal y Sudáfrica. Por ejemplo en Chile, el dictador Augusto Pinochet fue consagrado como senador vitalicio, en cambio su par argentino, Jorge Videla, fue condenado a prisión perpetua.
En el juicio Strassera realizó de viva voz la acusación pública contra los dictadores, que constituye un documento histórico y una pieza fundamental en la defensa de los derechos humanos. Entre los pasajes mas conmovedores se cuenta el cierre: “Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el Pueblo Argentino. Señores jueces: Nunca más.” Le siguió un cerrado aplauso.
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